Carta de un jubilado a Caixabank: Hace un par de meses que Caixa Bank me impide recargar la tarjeta de prepago a través de mi ordenador, en el que me indica que para seguir haciéndolo debo descargarme no sé qué aplicación en un teléfono “inteligente”, o bien desplazarme personalmente a la entidad. Al no disponer del mencionado artefacto contacté con mi gestora de sucursal (1190) solicitando información. En su contestación la citada empleada hizo referencia a tres cuestiones:

Jubilado a Caixabank, «Atención al cliente»
En mi respuesta le indiqué que precisamente por el primero de ellos tramité en su día la tarjeta de prepago que utilizo para compras por Internet. Que no ponía en duda la legalidad de la medida atendiendo a la cantidad de asesores que se supone que tienen y en cuanto al tercer punto me abstuve de hacer comentario alguno dado a mi juicio lo improcedente de la indicación.
La empleada en cuestión aludió en su contestación a tres argumentos:
- Que lo hacían por seguridad.
- La medida era legal.
- Estamos en una era digital o algo parecido y que había aparatos de los mencionados a precios muy asequibles.
En mi respuesta le indiqué que precisamente por el primero de ellos tramité en su día la tarjeta de prepago que utilizo para compras por Internet. Que no ponía en duda la legalidad de la medida atendiendo a la cantidad de asesores que se supone que tienen y en cuanto al tercer punto me abstuve de hacer comentario alguno dado a mi juicio la improcedencia de la indicación.
Posteriormente y a través de atención al cliente solicité el cambio de la gestora asignada, sin que hasta el momento hayan resuelto la petición ni recibido explicación al respecto.
La semana pasada intenté hacer una trasferencia a mi hija desde mi casa y tampoco. Han anulado mi firma digital y la misma cantinela con la descarga en el teléfono “inteligente”. El pasado lunes me desplacé a la sucursal de la calle Illescas 90, con el propósito de cambiar la cuenta y de paso que me asignaran otro gestor. Tras entregarle al empleado mi libreta y teclear éste al menos durante cinco minutos me dijo que tenía que mandarles un correo, ni mención del correo ni a donde. Sin hacer comentario alguno, opté por abandonar la oficina, quedándome con ganas de preguntarle al citado señor que si uno de sus cometidos seguía siendo el de captar clientes, pero parece ser que hasta en eso estoy equivocado.
Destacar la penosa y deprimente imagen de las personas mayores (entre las que me incluyo) en la cola o en los cajeros de la calle y para las que aparte del desplazamiento, su vulnerabilidad y el riesgo, todas son dificultades para hacer una simple gestión que antes atendían personalmente, sin esperas y sin tener que pedir cita como si de un facultativo se tratara.
Tenemos que dar por hecho que todos disponemos de un ordenador en casa, impresora si queremos un recibo y por supuesto del “inteligente”, sin obviar la habilidad y conocimientos que conlleva su uso.
A propósito de las citas, impuestas durante la pandemia, creo que ha llegado el momento de derogar la citada medida, toda vez que sus orígenes parece ser que carecen de su anterior peligrosidad, y que atiendan a un cliente sin necesidad de incomodarle con el citado trámite.

Haciendo otra vez mención a la inteligencia, esta vez como capacidad de entender, quiero enaltecer la de los que han conseguido hacer de los clientes de las entidades bancarias empleados no remunerados, por supuesto cargándoles las correspondientes comisiones y desear que en el apartado de beneficios de sus balances, subrayen alguna de las circunstancias y situaciones personales que conllevan a su consecución.
Por último, sugerir que cuando un ciudadano abre una cuenta, aparte de entregarle la libreta, deberían ofertarle:
- Un curso.
- El ordenador.
- La impresora.
- La conexión.
- Y el “inteligente”.
¡Como en la antigua Telefónica, con opción a alquiler o compra!
Esperamos que con su publicación, podamos encontrar soluciones para nuestros mayores, que ya no es la primera vez que hacen oír su voz, hace unos meses con el eslogan «Soy mayor, no idiota».
Esta vez el jubilado consiguió su objetivo, ya que la respuesta de Caixabank ha sido que le activaban la web para poder hacer transferencias desde su casa.
Lo ponemos en conocimiento público, para que los interesados sepan que a veces protestar da resultados positivos.
Los juristas denuncian que la cita previa obligatoria es ilegal: «Va contra la Constitución»
Actualmente la administración exige tener hora y día para realizar la mayoría de gestiones, algo que viola nuestros derechos como ciudadanos. (Theobjective).
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